Con la información adecuada a mano puedes crear sorprendentes armonías entre vinos y quesos. Vamos a echar un vistazo a algunos maridajes clásicos y a la razón detrás de su éxito, para que la próxima vez que te embarques en la búsqueda del mejor maridaje de vino y queso, no tengas ninguna duda sobre qué elección hacer.
Empareja vinos y quesos con una intensidad similar
Este consejo es fundamental para diseñar tus propias combinaciones. Los delicados sabores del Gruyère serían eclipsados por un Cabernet Sauvignon grande y audaz, pero encuentran un equilibrio perfecto cuando se acompañan de un Pinot Noir.
En términos generales, los vinos con un contenido de alcohol superior al 14.5% son más intensos y se complementan mejor con quesos de sabores igualmente intensos. Los vinos con menos del 12% de alcohol son más suaves y se llevan bien con quesos de sabores más delicados.
Los vinos tintos robustos se llevan de maravilla con quesos madurados
A medida que el queso envejece y pierde humedad, su sabor se enriquece gracias al aumento de su contenido graso. Estas dos características hacen que los quesos madurados sean compañeros ideales para vinos tintos robustos, ya que la grasa del queso contrarresta los taninos fuertes del vino. Para obtener los resultados óptimos, opta por quesos curados durante al menos un año, como el Cheddar, el Gruyère, el Manchego, el Gouda, el Provolone o variedades similares al parmesano como el Parmigiano-Reggiano y el Grana Padano.
Combina quesos aromáticos con vinos más dulces
Los vinos con un toque de dulzura, como el Moscatel, el Gewürztraminer, los vinos de postre de cosecha tardía y el Oporto, se fusionan de manera excepcional con quesos de corteza lavada y quesos azules. ¿La razón? La dulzura del vino contrarresta la intensidad del queso y realza su cremosidad. Además, el aroma del queso equilibra el dulzor del vino. Dos combinaciones clásicas que debes probar si te gustan los quesos «peculiares» son el Oporto con Stilton y el Sauternes con Roquefort. ¡Verdaderamente deliciosos!
Los vinos espumosos realzan quesos suaves y cremosos
Los vinos espumosos, con su acidez y efervescencia, tienen un efecto refrescante en quesos suaves y untuosos, como el Brie, el Muenster, el Camembert, el Cremont o el Époisses de Bourgogne.
La armonía local es la clave.
En la mayoría de los casos, seguir las tradiciones locales es la mejor opción al combinar vinos y quesos de la misma región. Ejemplos notables incluyen la Garnacha con Manchego (España), el Sauvignon Blanc con queso de cabra (Valle del Loira, Francia) o el Chardonnay con Époisses de Bourgogne (Borgoña, Francia).
Cuando tengas dudas, opta por un queso firme y con notas de nuez.
Cuando sirvas varios vinos y no estés seguro de qué queso elegir, una opción segura y popular con todos los estilos de vinos es un queso firme con un toque de nuez. Este tipo de queso tendrá la cantidad adecuada de grasa para equilibrar los taninos de los vinos tintos, pero también la sutileza necesaria para complementar los blancos delicados. Ejemplos a considerar incluyen Swiss, Gruyère, Abbaye de Belloc, Comté Extra, Emmental y Gouda.